La primera frase que debe saltar es Catch & Release (Pesca con Devolución). Esta práctica en sí es un tremendo avance, porque parte de la base que un pez capturado vuelve a su estado original dando la oportunidad de revivir la experiencia para el pescador o quien resulte ser el siguiente. Hay muchas consideraciones más específicas que simplemente sacarle el anzuelo y ponerlo en el agua. Es necesario considerar las posibilidades que ese pez tendrá de sobrevivir. Acortar el tiempo de la pelea es básico para mantener la energía que el pez necesita para volver a su situación previa a su captura, asegurando su posibilidad de alimentarse y protegerse como acostumbra a hacerlo.
Al devolverlo al agua, es más seguro ponerlo enfrentando la corriente y en un lugar donde ésta no sea muy fuerte. La idea es sostenerlo en el agua hasta que se oxigene y esté en condiciones de nadar por sí solo. Esto significa esperar a que el pez por fuerza e intención propias salga nadando de las manos.
No puede haber alguien que sea indiferente al encuentro con una lata, o envase, o bolsa en el lecho del río. Pero ensuciar un río va mucho más allá que las botellas, latas, y otra basura. Si hablamos de la idea de pasar por un lugar sin dejar huellas de ese paso, entonces debemos pensar en todos los detalles que a nosotros nos indican la presencia previa de otra persona. No dejar basura es lo más básico. Hay que considerar detalles como las colillas de cigarrillos, pequeños envases de plástico, pedazos de nylon. Todos son pequeños, pero la suma en el largo plazo no lo es. De hecho, no sólo la contaminación visual nos afecta, sino que la posibilidad de que la fauna llegue a ingerir o ser afectados por estos elementos.
Debemos recordar que somos invasores en este medio ambiente y si queremos disfrutarlo día con día debemos especializarnos en impactarlo lo menos posible para conservarlo.

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